Mis gentes

Pequeña recopilación de retratos en mi vida fotográfica, que va a cumplir 8 meses... gracias a todos aquellos que se han molestado en salir, y sobre todo, quienes me lo han permitido sin problemas.

Cada fotografía es única comos sabréis, no sólo por su eternidad en potencia, ni su valor sentimental, sino por el esfuerzo de comprensión de la persona que, normalmente, no esperaba la foto. Sería pisar lugares comunes decir que éso es lo maravilloso del retrato, y yo aún no levanto medio escalón en la escalera de los grandes fotógrafos retratistas clásicos. Pero el intento en mi situación, es lo que vale.

 Todo artista, independientemente de a qué se dedique, reconoce, si es sincero, que existe un momento en el cual "algo le guía"; como si su subconsciente siguiera a alguien. Es lo que podríamos llamar el "trance". 

En la música, es ese momento en el que tu mente despega del pentagrama y se mece con la música, en el pintor, es cuando su mano se mueve, y su mente está muy lejos, en algún otro lugar, viendo alguna otra cosa.  En general, diría que la idea es la misma en todo artista: trasciende su racionalidad a un punto más elevado, como una especie de viaje astral.

  

 La cuestión es que,  al volver a estudiar las fotos que hice -siempre debo hacerlo para ver si progreso- me he dado cuenta de que, he tenido la suerte de poder disparar sino en el momento justo, casi.

Me he fijado en que la mayoría de fotos representan casi exactamente el temperamento de la persona, fin último del retrato. 

Sea azar o cierta pericia por mi parte, me alegro de verdad por ello.

Todos los que estáis aquí, excepto dos casos (a quienes no conozco), formáis parte importante de mi vida, mis amistades, y mis sueños.

Gracias

próximamente, más, mejor