Hispano en Caledonia I

Sólo han pasado 5 días desde que llegué a Blairadam House en la región de Fife, pero parece que ha pasado realmente un mes, que es el tiempo que pasaré aquí, al menos. Primera experiencia abroad&alone, sin billete de vuelta. Muchos clichés se derrumban pronto, por suerte. 
La mayoría creados por la industria turística (mi estudiada y tristemente llamada" industria"), pero la realidad siempre supera la ficción. 

Estoy en la mansión Blairadam en una pequeña colina rodeada por el bosque de la familia y su jardín, construido con diferentes especies de árboles, enormes moles de madera con retorcidas raíces y extensas ramas que cubren la mayor parte de los senderos que cruzan el jardín. Como en un cuento de hadas, al fondo hay una pequeña iglesia de piedra, y en su esquina, una puerta casi invisible de madera, cual si fuera la puerta del "jardín escondido" de la película, donde descubres el resto del jardín.

 Como ya comprobé la última vez que vine a Escocia, cada día tienes todos los  fenómenos meteorológicos posibles: lluvia, sol, nieve, llovizna, viento, y a veces al mismo tiempo. Pero el aire es puro y fresco, y cuando el sol consige abrirse paso entre las nubes, ninguna Nikon puede (Kike, guiño, guiño, tampoco una canon) captar el reflejo aterciopelado que el césped devuelve al sol. Parece que toda la campiña brilla, y no es bonita retórica, es cierto.

 Hay una conjunción de colores y texturas apasionante; azul del cielo, naranja del sol, verde de los prados, las últimas nieves, la sombra de los árboles, madera, piedra, agua. No sé porqué mi sinestesia me sugiere que es una "belleza estoica"

Durante la tarde, tiempo en que disfruto de tiempo libre (a partir de las 6 aprox.)si tienes suerte todavía fulge el sol, en su batalla diaria por conquistar  la tierra, una tierra inabarcable de nobleza, legados, música folk, poetas, monstruos encantados, bosques mágicos, piedra, y lochs; y unas gentes tan ingobernables como su propia meteorología...